La Perla Luminosa

Dicen que hubo un arameo errante

que un dia a sus discípulos contó una historia 

la cual se ha quedado grabada en mi memoria:

La historia de la perla y de ese comerciante

que andaba en busca del aljófar más brillante;

y quien al encontrar aquella alhaja tan valiosa 

sale corriendo y vende su fortuna

pues gemas como esa solo hay una;

en intercambio de la más preciosa:

la perla prometida y luminosa.

Al escuchar tanta sabiduría 

hubo también un hombre que busco una perla

mas no la reconoció aún al tenerla.

La perla en todos lados la traía

pero él no lo sabía todavía.

Una presea única y sin semejante;

Hermosísima perla que alumbrante 

por doquiera pasaba desprendía 

reflejos diáfanos de vida muy vibrantes.

El hombre la buscaba en todos lados,

hasta en filosofías de los eruditos

que están grabadas en los manuscritos,

porque también estaba reflejada en lo grabado.

Muchos pensaban que él se había perdido

buscando aquella joya tan querida 

en algún laberinto sin salida

donde alguna serpiente se lo habría comido.

Hasta que de repente un día primaveral 

un resplandor de nacar se veía

más nítido y más claro que la luz del día 

en un océano profundo y abismal.

Y este hombre delirante, sin importarle que dijera el mundo,

si lo que estaba haciendo estaba bien o estaba mal,

se lanzó hacia el océano en lo más profundo

sabiendo que allí estaría escondida

en las profundidades de su propia vida, 

aquella luminosa perla prometida.

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